Estoy a un paso de abandonarme,
de arrojar todas mis aspiraciones
e ir desesperada y a ti anclarme.
Estoy a un beso
de transformarte en todas mis razones
y convertirme en tu más fiel sombra.
Estoy a nada de considerarte
de mi vida,
la más importante obra.
A tan sólo dos mil kilómetros
de una promesa que no pienso romper.
Por ella no corren los cronómetros.
No envejece, no se olvida.
A tan sólo 3 horas de avión por recorrer.
Estás a tan poco
de hacer que te quiera sin condiciones,
no tengo más opciones,
pues me arrinconas en un callejón
y no me queda más que entregarte,
excepto mi pequeño
y fragmentado corazón.
Así que ahora
pienso escribirte
todo aquello que quiero
y no me atrevo a decirte.
Porque me disputo entre:
que tú seas mi todo
o dejarte libre.
Pues de cualquier modo,
nunca te seré suficiente.
Me hallo confusamente segura,
en pensar que mi futuro es a tu lado.
Estoy a nada de percibirte
la bella cosa que más amo.
Estoy a un “te quiero”
de idolatrarte hasta la muerte.
El no estar cerca de tu atormentada locura
y tu brillante e irrefutable mente,
se convierte ahora
en la causa de mi amargura.