Que bella caída has tenido,
cual flor en el jardín te abriste
y en hierba te hundiste.
Fue hermoso verte florecer,
abruptamente te esparciste,
efíramente te luciste,
y pacíficamente te moriste.
Adiós pequeña amiga,
recordaré tu fulgor,
creceré con amor
recordando con rencor
lo efímero de tu calor.
Porque lo poco que hiciste
no se comparará jamás,
fue gracioso mientras duró
pero ahora se fugó
y sólo quedó
un pequeño fulgor.