(I)
Armonizo...
el dolor entre sollozos,
entre lánguidos latidos...
descubiertos,
inquietando mi labio
con la aurora...
reclinada en la gloria
de su pecho,
a veces vuelo
encadenado...
rumiando antiguas amarguras
consumidas,
fundiendo mi alma
con la rosa...
desnuda en la gracia
de su herida.
(II)
En el largo poema
de las noches tristes
se consuman las horas, casi resoplan...
en las paredes indescifrables de los sueños.
Donde las garzas azules
se debaten tristes...
entre idilios descorazonados
por lo absurdo de su duelo.
Donde las doradas
y flameantes estrellas, reclinadas
apenas son llovizna...
parda y desgastada,
en los arroyuelos
a veces desasosegados...
por lo indefendible de su vuelo.