Todavía viven muchos testigos de aquella maldición
que como jinete apocalíptico asoló la tierra
desde El Alamein hasta los Uráles, es todavía
pronto para que la mal llamada gran guerra
figure en históricos anales, bárbaras destrucciones
de ciudades cuya única culpa fue ser academias
de humanidades, la última barbarie podría haberse
evitado si Hitler hubiese aprobado su ingreso en
la Academia de Bellas Artes!Ay! Si hubiese aprobado,
habría desgustádo las Sachertórte o la torta Sacher,
como cuenta mi admirado Manuel Vicent, se perdió
el gozo de Sigmund Freud en los instantes de éxtasis
con su mujer Martha Barnays, cuando entre gemidos
de placer, gritaba!Sachertorte!!Sachertorte! Hitler,
solo se hizo adicto al mal llamado arte de la guerra
y a sus uso para la eliminación de ¨subrazas inferiores
ÿ desechables. Si Adolfo hubiera sido analizado por
un etólogo habrçia sido calificado por sus rasgos
faciales e inquisitoriáles como una raza única, lo
andúvo buscando toda la vida, lo mejor y lo peor
de todas las razas.!LA RAZA INDEFINIDA!