Misteriosa y sutil desaparece
la irresistible dama clamorosa,
que la palabra queda temblorosa
si sale de sus labios y florece.
Ella se va, sintiendo que amanece,
con la virtud, de un alba esplendorosa
parece que en el cielo es una diosa
y el edén en la tierra se estremece.
Se muestra complaciente a quien la mira,
y brinda con sus ojos la dulzura,
que puede imaginar aquel que admira;
es tan angelical, paloma zura,
que mi espíritu cálido suspira,
y va diciendo al alma.- ¡Que locura!
Claudio Batisti