Fuí caminando por la senda sinuosa
junto al desfiladero que abrazaba la pared terrosa
eran los primeros días de noviembre,
las hojas amarillas alfonbrában
la tierra y las ramas caídas.
La luz del sol brillante
rozaba los tejados del aprisco
devolviendo destellos
a los arbustos del camino de aromáticas.
Fué al girar el escarpado barranco,
cuando llegó hasta mi piel
un rumor suave de abedules cercanos,
que \"dejaron escrito en el libro del viento\"
lo mucho que yo te quiero.
19-11-2018