Sin esperarlo, vienes hacia mí.
El mundo se para.
Me preguntas: -¿Qué tal va todo?
¡Alto! ¿Qué pasó por acá que la habitación se me estrecha, la noria se acelera y corretea el vértigo por mis venas?
Me miras esperando una respuesta.
Y me sale a medias… La otra media está azulada y perdida entre el café de tus ojos y la dulzura de tu voz.
¡Y ahí me quedo petrificada por la exaltación! Contemplándote, embobada, como una niña cuando se enamora de su primer amor.