Un día de estos
cuando el pulso carezca de anomalía
y los pájaros no muden de plumaje
os convocaré a todos.
Alrededor del mundo
donde gravita intacta la esperanza
y los sueños se perpetúan con la fuerza en la sangre.
Vosotros, siempre ambidiestros,
alejándome siempre la derrota
rescatasteis mis alas de nácar fruncidas doce veces.
A todos os aclamo con vocación de agua
que limpia la memoria de escombros y verdugos
y asienta en cada paso una huella impecable.
Rocío Redondo