Me enseñaste el amor pero también lo que era el dolor. Dejaste que te amara y te adorara con todo mi corazón, de hecho me perdí no solo en tus ojos sino que en toda tu mirada. Me cautivo toda tu alma y tu ser , aunque mucho no me agrado lo que dijiste alguna vez, porque caí rendida a tus pies, pero ¿Sabes qué? De todo eso ya me cansé, porque entendí que tu amor fue una falsa ilusión la cual se imagino mi corazón, de que nunca te importe y que nunca me amaste como lo escribiste alguna vez. Solo pienso; dichosa sería mi alma si no leyeras todos los poemas que mi mente de ti habla.