VENDEDOR CALLEJERO
Vendedor callejero, comerciante informal,
con tu chaza o carrito, sin horario y sin sueldo,
bajo las inclemencias del sol canicular
o azotadas tus carnes por ríspido aguacero,
desde horas muy tempranas recorres la ciudad
llevando el ventorrillo con paciencia y esmero,
para pagarle el techo, la panela y el pan
a tu prole que vive con visible desmedro.
Trabajador y honrado como pocos lo son,
se te ve siempre huraño como a un vulgar ladrón,
intentando evadir la guardia policial,
porque quienes gobiernan nuestra pobre nación,
hipócritas y crueles, te ven como un manchón,
o nota disonante que afea la ciudad.
Y mientras así ocurre con la gente de abajo
que honrada y laboriosa día tras día trabaja,
sin derecho a prebendas, ni siquiera a un trabajo
para llevar un poco de pan para su casa,
los de arriba, los dueños de todo, al vil amparo
de las legislaciones que al pobre poco amparan,
al informal abaten a bala, pata y palo
con las manos del pueblo que contra el pueblo ataca.
Hoy la fuerza derrota a los menos pudientes,
los campesinos huyen de los terratenientes,
y los obreros claman por un mejor salario.
Mañana cuando el pueblo con puños, uñas, dientes,
reclame sus derechos no habrá poder viviente
que proteja a los que antes fueron sus victimarios.