El germen
Hay encanto en el dolor de la existencia humana,
pero tú, que ejerces sin disturbios el vital desvarío,
no entenderás qué es sentir resonar la nostalgia
ni qué es pugnar con la oquedad del olvido.
Hay encanto en la histérica ansiedad constante,
pero tú, que discurres en paz y con voluntad magnífica,
no entenderás qué es sentir la obsesión delirante
ni qué es reprimir la ascendencia maldita.
Hay encanto en el insomne inquirir nocturno,
pero tú, que dominas los estados del cielo fulgente,
no entenderás qué es bogar a un ritmo inseguro
a la luz de la noche, serena y clemente.
Hay encanto en la humilde emoción expresada,
Pero tú, que aduermes en calma al arrullo de un espejismo,
no entenderás la virtud de ordenar las palabras,
ni de forjar un poema... al son de un abismo.