Llevaba la mirada perdida, en lagrimas inundada,
mordia sus labios intentando su tristeza ocultar.
Su pensamiento en un lugar muy lejano estaba,
y sin duda a su ser amado debería extrañar.
Mis recuerdos hicieron humedecer mis ojos,
un profundo suspiro de mis labios se escapo.
Fijados estaban en mi mente sus labios rojos
y su ausencia quemaba mi desolado corazón.
Nuestras húmedas miradas se cruzaron,
compartimos nuestro amoroso dolor,
y juntos sentimos reciproca compasión.
Con su mirada tristemente de mi se despidió,
en su alma deje una caricia y un adiós,
el mismo adios que con dolor, ella me dejó.