Un soplo, Un salto, bravo en su celaje, como una fuente en cascada estremecida. Enmudeciendo los ojos un suspiro desciende quieto, esperanzado, y un tanto desmesurado, como el balcón poblado de tu mirada hermosa como el instante en que se calza de mar. Te beso, prensada en la marea de tus pestañas, navegando barcarolas en tus labios, sembrando entre mis calas un valle de hinojos dulces.
silencioso, desnudo,
y en mi pecho una cruz
señal que se encarama por un muro.
y un trazado de besos (donde te pronuncio)
¡Mira la Luna! se reclina con pespuntes de algodón,
un hálito de vida- mágico instante-
y el roce que se vierte
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