Su boca tenía la costumbre
de colapsar junto a la mía
entonces desde muy lejos
allá dentro de nosotros
una explosión incontrolada
hacia aparecer nuevas estrellas
y un pulsar incandescente
emanaba sus chorros
de energía desproporcionada
convulsionadamente
hermanando el ritmo
de mi pelvis
al vaivén sideral de sus muslos
Eduardo A. Bello Martínez
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