Barbara Rada

A la memoria de un alma

Sobre tu helada tumba

recuerdo cada cosa que soñabas:

Aquellas ilusiones que tenías 

a pesar de haber sido cruelmente lastimada.

 

Tenías la esperanza de continuar

aunque el viento en contra

no te permitiera caminar,

 

Soñabas con reír, anhelabas cantar

aun cuando estabas adolorida

y reventando por llorar.

 

Soñabas con poder amar, confiar y volar

aunque las heridas de tus alas y corazón 

no dejaban de sangrar.

 

Aun cuando las garras devoradoras

de quienes te lastimaron por vez primera

no lograbas olvidar.

 

Anhelabas con tu poca fuerza

que tus sueños se tornaran realidad;

Intentaste salir adelante 

y dejar toda oscuridad atrás.

 

Viste una luz refulgente y cálida

y en ella te quisiste abrigar. 

Por su resplandor incandescente

no te pudiste percatar

de que poco a poco fue consumiendo

tus anhelos, ilusiones y sueños

hasta que te logró matar.

 

y ahora aquí yaces alma

en una tumba helada y de olvido

sin nadie a quien le haya dolido

ni tantito tu muerte;

solo a la persona a la cual perteneciste,

ella es la única que continuamente te añora

desde el día que para siempre te marchaste;

pues la dejaste sola y con el recuerdo

de lo que un día con ella fuiste.