Me sentía renacer entre la bruma
aunque, a veces,
parecía que la luz se disipaba
y veía la ternura de la vida.
Me sentía encadenado, entre el pasado y el presente,
y sufría, soportando,
esa carga tan pesada.
Me sentía agarrotado, por el peso del recuerdo,
por las garras que robaban mis latidos,
y lograban que mis pasos se pararan.
Me sentía, en otros ratos,
como el niño que despierta,
como el hombre que camina por el parque,
como el joven que musita unas palabras
mientras busca en el futuro, tan cercano,
la respuesta y la verdad a sus problemas.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/11/18