ella paseaba
de noche,
con el
viento
meciendo,
sus
delicados
rizos,
la luna
iluminaba
su delicado
rostro,
con una sonrisa
de rojo carmin,
la noche
la abrigaba
como
el abrazo
que jamas
encontrara,
miro
al firmamento,
observando
un futuro
incierto,
pero ya no
tiene miedo,
porque tantos
golpes
la han hecho
fuerte,
y nada
ni nadie
podra volver
a dañarla.