Inocente mi sentir, en donde tu mirada me llama a
clavar mis ojos en tu boca.
Esa boca que ya no me deja fingir la necesidad de
volver a sentir el sabor de tus labios y el calor del
deseo de tu intimidad.
Inocente al entender que solo vives en mi imaginación
y en la ilusión de un ayer que murió con un
atardecer.
Inocente mi pasión que no encontrará consuelo
en las noches que tu recuerdo llegue a mi y
encienda la lujuria de mi pensamiento.
Inocente creer que un día llegarás cuando la distancia
no es la única barrera ya que tu ser es de alguien más.
Inocente pensar que aquí estaré mañana,
porque mi camino también debe continuar.