Yo quisiera saber de las pasiones
que cobija tu lúcida memoria;
porque miro te sientes en la gloria
con el alma cubierta de ilusiones.
Yo quisiera escuchar tu voz divina
cuando cuentas tus sueños a la noche;
y amanecen tus ojos con derroche
de una luz transparente y diamantina.
Me pregunto que frase tan romántica
hace ver tu pupila tan radiante,
donde observo el destello fulgurante
de la llama de amor mas piromántica.
Tus ojeras me dicen claramente
que despiertas en media madrugada,
y repites con alma enamorada
ese nombre que habita tu presente.
Se que llenas el alma de albedrío
con el beso que esperas tan ansiosa,
que deseas su flama borrascosa
cual desean las rosas el rocío.
¡Y me quedo sufriendo el gran castigo
de mirar que tu bogas otros mares,
y sintiendo en el pecho mil pesares
por saber que tan sólo soy tu amigo!
Autor:Aníbal Rodríguez.