Gélida y avasallante,
cual daga penetrante,
que aplacas mi imaginación,
que turbas mis sentidos,
y mis lágrimas haces que caigan al vacío.
Eres tan temida
eres tan pedida
eres fiel compañera...
unas veces cierta,
otras veces embustera...
eres arma de doble filo,
eres aguijón punzante,
eres alivio mío....
la muerte y la salvación...
y con los años...
seguré siendo prisionera...
y sentiré tus caricias...
y me arropara el frío,
de tu cálida prisión.