Edgar De La Cruz Rosfel

Cuando vuelvas.

Quizá el sol no sea más que la sombra de tu cuerpo,
y para entonces, 
no existirá en la Tierra más espacio que el que habita entre tus senos,
tu voz espectro de víbora y de fuego,
calcinará la duda, lugar entre la razón y el deseo,
desierto,
caminaras pues, sin la prisa de las tardes que aún no llegan,
saciaras tus miedos con la brisa nueva de la noche,
serás constelación de las cosas, 
sanaras por fin en el quejido de la madrugada,
parirás la libertad de entre tus manos,
y no habrá más incógnita en el mundo que tus ojos,
por que el futuro será por ti, ahora,
un lugar oscuro entre el día y la noche,
tu paz será el lugar preferido de las flores 
que nacerán sobre tu nuca,
entonces las palabras se volverán nubes
que caerán sobre tu cuerpo, gota a gota,
tinta a sangre,
beberás de ellas, hasta embriagarte,
hasta asfixiarte a carcajadas,
y el silencio resurgirá como un mar entre el desierto,
y te gritara a tímpanos abiertos, nada,
comprenderás entonces todo;
que tú, que yo, y que ellos,
no nos necesitamos,
hasta entonces,
renacerás completa en el tiempo exacto de la vida,
y contemplaras mi nombre, que contemplo,
desde este espacio que no existe,
mientras suspiro,
y tu respiras.