Apasiono el momento de ya no nombrarte.
Suspiro el olvido de más no pensarte.
Ya agoniza la calma,
velas se encienden en este tiempo de renacer como el águila,
como mujer se me eriza la piel al nombrarte,
así pesa el amor,
esa es la cruz por amar.
Duerme profundo el desvelo,
y yo me trago el vino amargo de tu engaño,
cierra el mar su voz para ahogar las penas,
se ciega el destino para alumbrarme otro camino,
mis pasos dejan huellas en la noche, no me encontrara
la esperanza,
mi esfuerzo tropieza por salir del laberinto,
apasionando nombrarte de nuevo,
y suspirando pensarte sin permitir el olvido.