siempre solemos olvidar
a quienes nos hacen tanto bien;
solemos ser ingratos con quienes
no debería ser.
muchas veces pasamos por altos
esos sinceros consejos,
preferimos ignorarlos
que atesorarlos en nuestro pecho.
muchas veces ni siquiera
de nuestros padres estamos agradecidos;
ojala y se murieran,
pareciera que los maldecimos.
pero cuando nos falten de verdad
cuando ya no esten con nosotros,
sentiremos el puñal de la soledad
haciendo del corazon mil trozos.
perdonalos oh Señor
porque no saben lo que dicen;
cuando te hagan falta tus padres
sentiras como por ellos tu alma gime.