Ruth García

Mi nuevo hogar.

Llorar, morir se han convertido en mi vivir, y

aunque le pedí a la muerte compasión, se negó

y me dejo penar, en esta vida de soledad.

 

Ya no miro las primaveras y los inviernos

se vuelven más oscuros, las calles se han

vuelto tinieblas, y yo sigo cada vez más herido.

 

Los días son noches, el cielo cambio su color,

el camino repleto de púas… hirientes para el corazón.

 

Iba del brazo de la muerte, cada vez más cerca

del inframundo, sentía las llamas del que seria

“mi nuevo refugio”.

  

Ya no hay amor, la felicidad no se respira,

solo llevo dagas clavadas ¡en lo más

profundo de mi alma!.

 

Las tinieblas se abrieron para recibir mi dolor,

entre suspiros y recuerdos, el inframundo…

de mi corazón se apodero.

 

Observando desde un rincón, se apreciaba

mi mayor temor, era un infierno con dagas de

amargura…y dolor para el corazón.

 

La soledad será mi compañera y atada a ella

con cadenas, viviré mi peor pesadilla,

sintiendo en mi cuerpo dolor y agonía.

 

Veo tinieblas y escucho llantos que desgarran,

mis ojos y oídos lastimados están, las pocas

lágrimas que se pudieron derramar

¡fueron cuando al inframundo fui a parar!.

 

La noche y el día aquí no se pueden apreciar,

solo es tierra seca ¡llamada tinieblas!

donde los condenados vivirán.