Recién despierto.
6:20 a.m.
Acostumbrado a no colocar despertador.
Siempre me despierto antes de las seis.
Hoy, ha sido una excepción.
Dormí más tiempo.
Aceleré en cambiarme
y salir a trabajar al banco.
Como son solo siete cuadras,
siempre voy caminando.
Ese día, como todos,
faltaban cinco minutos para las siete.
Como es mi costumbre,
cumplidor con el horario.
Nunca llegué tarde siquiera un minuto.
Comenzamos a trabajar.
Veía que mis compañeras y compañeros
me observaban y se sonreían; algunos se reían.
Una vez que se inició atención al público,
Estela, una compañera, me dice:
\"Hugo, ¿has creado una nueva moda con tus zapatos?\"
Sorprendido ante su pregunta, miro mis zapatos.
Hasta yo me reí de lo que vi.
Eran de distinto color.
El contador, descompuesto de risa,
me dio permiso para que fuera a casa
a colocar par correspondiente.
Buena actitud del contador. No se enojó.
Dijo que hacía tiempo que no se reía tanto.
Una distracción de mi parte,
que hasta me sonrojé por mi gran error.
Aunque también me reí al verlos.
Dejo constancia que me cargaron hasta
la hora de finalizar el día laboral.
Y en toda reunón de compañerismo
que hemos realizado,
siempre recordaban
mis zapatos de dos colores.
COMANDANTE DEL ESCENARIO
24/11/2018