He de vivir para velar tu sueño
compañera de amor en la tristeza
caminando sin miedo ni pereza
mi niña de mis sueños y torpezas
El dulce manantial del triste llanto
que una tarde asomara a tus púpilas
lo borré con los besos de mi boca
en la noche sin fin de las estrellas
Una mañana despertando del ayer
disciplinaste el labio y la cadena
a la fuerza terrible del embate
olvidando tu pena tan cansada
Ese breve esplendor que nos define
hasta turbar la noche el pensamiento
en la dura batalla del cansancio
ante el choque terrible de dos cuerpos
Parece detenerse el pensamiento
y miles de preguntas enmudecen
pues que importa morirme entre tus brazos
al juntarse en los labios nuestro beso