Una rosa orgullosa y perfumada
regada con la lluvia del olvido
en el rincón sombrío abandonada
bailando los compases del destino
marchita y sin espinas, desolada
sigue en pie cansada su camino
de su antigua rebeldía despojada
un único deseo pide al cielo
anhela porque ya no espera nada
que la muerte silenciosa y obstinada
la meza entre sus brazos pronto un día.