Patricia Aznar Laffont

Vida...

Duele, Vida…

 

eres sangre y sudor

ceniza y llamas.

 

Costó tantos junios

encontrarte,

 

y allá escondida estabas.

 

Enterrada, flotando y sumergida,

en las raíces de un cedro,

en el canto adormilado del viento,

en la profundidad solemne del océano.

 

Y allí estabas.

 

Escondida de murmullos inocuos..

 

de la intrascendencia

de tus milagros,

 

de la carrera loca del planeta.

 

(Te callabas).

 

Pero, casi sin saberlo,

hundiéndome en mí misma,

buscando raíces,

semillas y frutos..

 

llenando mi hueco,

te encontré de pronto.

 

También en mí habitabas!.

 

Y tus ojos abrieron mis ojos…

 

y te encontré en mi lluvia,

en mi sol, en mi morada,

entre lágrimas amargas y felices

y en pequeñitos puños apretados.

 

En la rigidez eterna,

perpetua de una mueca…

 

Y en niños y locos

de inocente mirada…

 

En soles con nubes

y en nubes soleadas.

 

 

Duele, Vida,

puedo sentirte ahora,

entre cantos,

sueños, desdichas…

 

En flores marchitas y muertas,

deshojadas.

 

Siento,

 palpitan en mí

la inconciencia

colectiva de tus dádivas

y la injusticia de tus llagas.

 

Vida…

Vive en mí,

Muere en mí..

 

en la claridad patética

de mi mente despejada.

 

 

 

Vida,

vive y muere

dentro de mí!

 

En mi horizonte distante…

 

En mi luna y mi sol.

 

 

Y en la cortina sibilante

de mi lluvia musitada.

 

Duele, Vida..

 

Yo te amo,

yo te odio…

 

 

Yo soy,

tú eres,

una misma…

 

por siempre en mi hueco,

 

entrelazadas.