Si de verdad hemos llegado hasta ese punto
en el que todo vale y nada vale,
¿qué nos queda de verdad?
Qué nos queda de decencia o de ideales,
qué más nos dan los demás,
nosotros,
las mentiras que aprendemos a aceptar,
desidia, resignación, despojos
de proyectos que corren a naufragar
en esta miseria de días hacia ningún lugar.
¿Dónde se truncó el camino?
¿Dónde se durmió el sentido
y nos soltó la mano el instinto original?