Y Gritas
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No dejas en paz a mi alma,
no encierras el dolor en tus adentros,
cuando el frío llega en silencios,
y nunca más dejas en calma,
cuando en el ámbito total,
dejas caer el álgido cielo natural,
en mis narices,
como simple remedio sin pasiones,
al habitual hábito,
dentro del funesto percance sin hálito,
que dejaste en mi camino,
un camino sin rumbo,
sin el intenso grito, ¡y gritas!,
aquí en mi oído y me callas,
como la soledad que es gélida,
dentro de mi innata pobreza atormentada,
que destrozas en mi interior,
un cálido reloj dando horas de clamor,
para que yo alcance tu voz como soy tu hombre,
esa voz que grita mi nombre….
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