Pétalos de oscuridad
caen encendidos
como labios aleatorios
desposeídos del alba
el vino nos desnuda curioso
se inclina fluorescente y acecha
como naturaleza muerta
nuestra maldita lengua de sal
como llama apaciguadora
de posturas amargas que el viento posee
siendo la luz orgánica
de las sombras aterciopeladas
que se asimila nocturna
hacia esa otra oquedad habitada por cascabeles
que es la identidad efímera
de la dicha