Harim Montiel

El duelo

Como un ataque de tiburones desgarrando cada fibra del cuerpo,

el corazón recibe las mordidas del pasado,

los recuerdos son los dientes afilados que se

clavan destrozando todo a su paso.

 

La única salvación es el valor,

valor para caminar sobre brasas de la desesperación,

valor para enfrentar el miedo y al dolor.

 

Como síntoma de la batalla, el duelo se hace presente

y hace que algunos días tengas amaneceres hermosos

con un sol luminoso y otro días sean nublados con tormentas

de truenos y relámpagos.

 

¿Es así como debe ser?

¿Quién define las condiciones del amanecer?

¿Quién dicta la magnitud del impacto?

¿Quién asesora para saber el tiempo que durará esta dualidad?

 

Las ilusiones se han perdido, el futuro se ha destruido

y el corazón está en terapia intensiva luchando por vivir.

 

Hoy no se sabe si volverá a amar...