Su canela aturdía sus sentidos
con arrebatos arrancó sus inhibiciones,
entre girones levantó sus temores
y juntos se arrojaron al vacío.
Tocaban el cielo entre espasmo y acordeones
susurrantes presentían el final de sus instintos,
mientras rasgaban la resonancia de sus estímulos
violencia desatada en gemidos y vacilaciones.
Sumergidos en cálidas aguas sureñas
descansaban sin pronunciar palabra
cautivos de una pasión sin dueño
él la miraba, ella lo amaba.
Un trinar los hizo caer en cuenta
que el paseo había terminado
tenían que regresar a la rutina diaria
donde él, no es el padre de sus hijos
Ni ella, su esposa adorada.
-TORBELLINO