Yo, un hijo de la pobreza, un excluido social de Vall d´Uixó, de nombre Ángel, y cuando escribo, lo hago como Angelillo de Uixó. Yo, tan maltratado por las lenguas de este pueblo, tan desgraciado por las autoridades, tan señalado y prejuzgado por todos mis vecinos al expresar mi opinión sobre este país atrasado, vil y pobre, soy el primero en haber encontrado que el español, mi compatriota, es corrupto no por naturaleza, sino por su lengua. El español es el idioma de la corrupción donde se puede ocultar la verdad y vestir de galas las mentiras, así como el alemán es el de la filosofía, o el francés es el del amor, el español es el mejor idioma para la canallada y el caciquismo.
Como poeta y marginal grito ante el pueblo que se manifiesta contra la corrupción en el palacio de congresos:
¡Abajo el español!
La escena se sitúa en el congreso de los diputados, donde un paisano de Angelillo de Uixó, el diputado y rival en popularidad en Vall d´Uixó Óscar Clavell, imputado en mil tretas siendo alcalde de Vall d´Uixó incluso de trato con los muertos del cementerio municipal, siendo siempre absuelto por los jueces de la puerta de atrás que tiene comprados el congreso, interviene en la comisión de investigación del PP.
En el congreso de los diputados de Madrid, aún con las ventanas cerradas entra el olor a corrupción de la calle con el pueblo gritando baldeos de diputados. La corneta nacional ha tocado a reunión de señorías para fregarse unos a otros las manos como Poncios Pilatos. En la comisión, a cada turno de palabras se van pasando la jofaina. La reunión de pomposidad estrafalaria forma un rogle alrededor de una mesa redonda de roble entre los matadores de la lengua con crucifijo en medio. La comisión sirve para mostrar los ejemplares de cabestros de sus señorías en la dehesa del congreso rumiando su corrupción animalesca siendo impunes en nuestra bella España de sus señorías. La España querida, la España eterna y arruinada, la España de Cervantes y fantoches, la España de los presos políticos, la España de los catalanes y anarquistas fusilados, porque sin estas comisiones inútiles sobre las verdades, que nos cuestan un ojo de la cara para que deformen la mentira hasta hacerla pasar por verdad , no hay España que amar.
Así, en la comisión contra la corrupción del PP, no transluce la verdad, ya que esta es imposible alcanzar en la lengua castellana, pero en una sola una frase dicha por un diputado, se resume la gramática de la corrupción y condena a todo el partido como anteriormente condenó la palabra el caloret, el pitufeo.
. La frase es de la que a los loros les gusta repetir:
Y dice así en boca del diputado del partido plus ultra corrupto:
“Tan falso como la catedral de Burgos”
La frase no hay oído que la soporte, más que el de los loros y papagayos entre los que hace furor junto el tradicional “ viva España” de las cacatúas. El pueblo se enaltece con la frase, no al sentir que los que les roban el dinero, ahora les quitan la catedral de Burgos, piedra angular en el orgullo patrio junto la mezquita de Córdoba. La frase del diputado Clavell declara sus señorías como farsantes. La verdad empieza a verse peligrosamente, no por la corrupción, sino por la gramática Española que saca la verdad en diferido a los diputados.
Hasta los propios diputados se preocupan por su compañero, y le pregunta si sabe lo que está diciendo.
A lo que este les responde:
¿ Es que tengo que aprender ahora castellano para decir que no hay corrupción en el partido popular?
Y así la comisión de investigación por la corrupción se cierra averiguando que
El Español puede tener gramática, pero es un idioma donde es imposible decir la verdad.
Angelillo de Uixó.