Apología total a la elocuencia de tu habla, para mí, sonidos melifluos, casi es passiflora y tú siendo su árbol.
Limpia mi alma, la de todos. Con esa ternura inconmensurable, con nimiedad a tu favor.
Encomio total a la oratoria de tu escribir, para mí, caracteres ósculos, casi venerables y tú siendo su portadora.
Me otorga esperanza, no a todos. Con ese poder para mí, no sé para los demás.
Glorificación total a la potestad de tus arrumacos, para mí, lágrimas en los ojos, memorias que lastiman, y apego que crece, y tú siendo aquello que proteger.
Con ello olvido mis problemas, y me traen nuevos.
Aclamación total a la influencia de tu diversión, para mí, una carcajada, tu nariz chata meneándose entre el sonido, tu sutileza por sobre tu aura de vida.
Para mí, y afirmo nuevamente:
para todos