Te he pintado de azul de mil amores
y tienes de infinito hasta la cara;
tus manos me parecen agua clara
que lavan mis heridas de colores.
Sin embargo, ya libre de dolores;
mirándote el color que te pintara,
dejaste que mi sol te fecundara,
confundida en el grupo de mis flores.
Mas luego que te viste en mi pasado,
lo hallaste de tristeza revestido
y en lágrimas amargas sepultado.
Y dejando mi azul en el olvido,
me doy cuenta que, llevas ya pintado
¡de amarillo brillante tu vestido.!.