Padre dijo que un diminuto bellaco
se acostó en pecado con la autocracia:
¿¡Es Dios el culpable que dicha democracia
se fuera al infierno por decir un taco!?
Madre dijo que la culpa fue mental
y no un diminuto ser vulgar pérfido
el causante de un país pobre y famélico
que no supo superar su estado feudal.
Pero el hijo opina que sufrió la herencia
diabólica al que no le gustaba la diferencia.
La voz diminuta ganó a la discrepancia,
y durante cuarenta años fue el reflejo
de un país impuro,sucio y viejo
que jamás salió de su estela más rancia.