Ser maestro es llevar en las manos
una antorcha de luz encendida
y llamar a los hombres hermanos
y llenar de grandezas la vida. (Luz Valle)
Cuando fui a la escuela por primera vez mi maestra Blanca Dina guió el camino al aprender el alfabeto, entre cuento y cuento reuniendo cada letra para forjar mi destino. A seño Lucita le tocó después enseñarme a contar, de uno en uno o de tres en tres… Más yo interesada, en los huesos y las flores en la lluvia y de la primavera sus bellos colores. Luego siguieron los años, en el que peldaño a peldaño descubría ¡La historia…qué maravilla! Con elocuencia explicaba el profesor Ricardo. Continuaba creciendo, de conocimientos me fui llenando, al profesor Juan Angel yo iba admirando; me animaba en la lucha a seguir estudiando. Todos mis maestros de escuela dejaron una enorme huella amor, ternura, esperanza y sapiencia; gracias os digo por sus grandes enseñanzas por haberme estimulado a ser mujer de ciencia.
Mirna Lissett Carranza Archila