En mí caminar estás tú y me llevas latente en tus sentidos, me atraviesas el alma en un instante, me conduces por ese sendero del que no puedo salir y dejas tus colores en mí.
Como ese atardecer tibio que me abraza así mismo lo haces con mi cuerpo cuando me atrapas en tu mirada.
No soy yo cuando me das tu amor, no soy esta, ni la que crees soy cuando estamos en medio de ese éxtasis total de amor al besarnos los deseos con tanta pasión.
Y dejas todo en mí, gusto, tacto, piel y ansias, cuando me compartes tu palpitar en una noche de pasión incomparable llena de dos, de lo que somos realmente sin mentiras, sin ninguna vergüenza o dejo de piedad por ocultar.
Somos esos que nadie más ve, somos esos que nunca nadie sabe ni ve, esa mujer que nunca ha sido así con nadie y ese hombre que jamás conocerán ellos, los que no te ven pero te olvidan cuando te vas de su lado.
Lo peor de estos encuentros de piel y deseo es cuando el amanecer llega, porque de ese momento en que nos compartimos todo lo humano y lo non santo solo queda la fría cama y esas sábanas que desprenden tu dulce aroma y que no respiraré más apenas cuando haya pasado otro almanaque más y no hay más que vivir la realidad afuera en donde nadie nos conoce así y donde somos solamente dos personas más sin más que una vida que obstruye la felicidad de la verdad, una que deja ver como somos dos desconocidos ante un mundo cruel que nos avergüenza y que nos pone esa etiqueta de amantes.
Mañana ...mañana será otro día y saldré a la vida con la certeza que no me amas, aún amándote yo como lo hago y esa incertidumbre de no saber si me amaras un día más o únicamente seré esa fugaz piel en tu cama.
\" Tu y yo en un día común \"