La tarde decidió dormirse
mientras remaba juramentos
y el café tuvo sus días de luz,
su beso anegante en mi océano.
Porqué no fuiste solo vida
sin enseñarme a respirar amor?
Ya lo ves, solo queda el tiempo
de recortar nuestro destino
y terminar quizá esta impertinente
llovizna de lágrimas.
También las horas
para leer tu biografía
al reunir la antología
de mis palabras.
Hoy, hecho nervadura
recorro una vez más
cada una de tus letras
con el deseo
que esa flor de insomnio renazca
como sonámbulo laurel
en cada poro de mi piel
y que al nombrarte
tu acento se quede en mi boca
cual fluido viviente y eterno
o una señal misteriosa
grabada en la roca.
JUSTO ALDU - JULIO STOUTE
Derechos Reservados
Nov. 2018