Imaginaria, o real, sé que al momento
que lo pida el dolor yo te deseo;
tu rosa y tu amarillo los poseo
y todo lo esencial en mi alma siento,
El perfume, el color, la luz y el viento,
la flora humedecida, todo veo
que se enreda a tus plantas, mientras creo
que en tu pelo dorado está mi aliento.
Generoso y ardiente, un sol de estío
me da tu forma sin decirme nada,
mientras oigo un rumor como de río.
Después, la sombra fresca y esperada,
transforma tu calor en desafío;
sabiendo mi existencia fatigada.