Mis poemas son sentires aletargados,
en el capullo de grises silencios.
Tímidos baten sus alas de colores,
flamean como una bandera sin patria.
Como los deudos en un funeral,
sólo me dejan la flor de su adiós.
Rueda en la mejilla de mi alma,
una lágrima ciega ... otrora sonrisa.
Me voy quedando sólo y callado,
los recuerdos que hice rapsodias,
son ahora mi sedosa y satinada mortaja.
¡Que solo me quedo, en la agonia de mi poesia!
Lejos de la playa, la barca sin proa de mis versos,
naufraga hacia el mar perdido,
de los poetas olvidados.