La conmoción que tienen las miradas que me mueven
no puede limitarse por algo tan superfluo como un género.
Almas que me vuelven poesía
y no me dejan más remedio que escribirles,
legan siempre la frustración de la expectativa condenada
a solo quedar expectante,
en sueños el rol de participante.
Y aun repetido el ciclo
añoro volver a vivirlo
cada que se ausenta
por mucho tiempo.
La intranquilidad de lo tranquilo…