Invierno nonato.
Te escribo en esta alba
sellada entre el incienso
de su respiración,
tras las paredes que no son de piedra.
Aquí:
Adorno de ventana,
como un vidrio con ojos.
Compañero del vaho
como espíritu vagabundo,
tras las camas-transporte.
Escucho su voz,
una vez,
luego diez más.
¿Sigue el invierno llegando,
o es una primavera mentirosa?
Allá:
Ella,
como ella misma
en su fuerte cotidiano,
con la frente de faro
y la esquina repleta de sueños.
Es ella, todos lo saben,
y los que en su ignorancia
no saben, imaginan con una neurona.
¿Sigue el invierno llegando
o llego algó más?
Si la nieve cubre el ocaso,
espejismo de ojos salvajes.
Acá como un dibujo en las entrañas;
pintura rupestre de un amor mítico.
El caos de esa mirada quemará
todo frío.
¿Sigue el invierno llegando
o es que uno tirita antes, de vez en cuando
de uno y otros fríos?