A veces creo que vivo en una prisión,
una prisión mental,
en la cual reside el mas oscuro retoño
de incertidumbre y pesar.
Me fue implantado una semilla negra
y brota con facilidad
en las alcantarillas de la vida.
La alimento con pensamientos
y temores del pasado,
hasta formar enredaderas
que ata mi alma y no la deja volar.
No puedo saber la verdad
quiero encontrar el engaño
que me haga sacar las lágrimas
que no me son permitidas liberar.
En lo mas profundo
quiero ser engañado
quiero sufrir y pagar
los daños de mi pasado.
Quiero ser merecedor del dolor
y proveedor del silencio.
Que me recuerden con angustia, mas no, con pena.
Todo me parece
una desgracia.