UN SORBO DE CAFÉ.
Son las 8 de una mañana fría
y provoca levantar los ánimos
con una tasa de café cargado
de todas sus bendiciones puras.
Éxtasis de pasión antioxidante,
buena para los corazones, que
se nutren con el aroma envolvente,
y de su rica espuma del capuchino.
Negro liquido fuerte que resucita
y me causa escozor en las fibras
de mi cuerpo ávido de energías
y acompañado de mi dulcinea.
El sorbo de una tasa es como
la mujer, cuando la prueba por
vez primera no me deja dormir,
provocando infinitas pasiones.