Sé que amas callarte
porque amo que te ausentes
para darte mas vida
mientras suenas a añoranza.
Talvez si nos ablanda
el amor fresco de la infancia
pues no existe otra forma
de sosegar la nostalgia.
Recuerdo entonces la tierra
que jugábamos cuando niños
esa que aún nos llama
bajo el asfalto de Managua
y que puso mas sobrenombres
a los ósculos que nos dimos.
Sin embargo, cuando regresas
juegas feliz entre lágrimas viejas
y te abandonas sobre mí
como la lluvia sobre la niebla
y reconozco en tus labios
el tacto húmedo de los charcos
en los que a voluntad, caímos.
Diciembre 1999