1
Gotas en el cristal,
el fondo gris, la noche,
se esquivan las miradas,
enmudecen las puertas,
demasiado silencio.
2
Rincón solitario del Edén,
se abrazan los vecinos que llegan,
algunos se sientan, otros lloran,
la brisa de otoño en primavera.
La luz se debilita, se apaga,
duerme en silencio la luna llena
y tiembla entre penumbras la vida.
3
El ir y venir de las enfermeras,
todo se hace denso y siento tristezas.
Saludan a la madre, tocan mi hombro.
Y del otro lado de la ventana
miles de golondrinas fugitivas
se liberan de la insólita lluvia.
4
Giran palabras que se quedan a mi lado.
Mucha sangre en la camilla, sólo Dios sabe.
Hay días grises y acantilados profundos
en la oscuridad del dilema que respiro.
5
Gotas secas en el piso,
mi hija iba dormida, sola,
como una alondra sin sol,
perdida, arrojada al mar.
No sé si sus canciones volverán
después de este silencio insoportable.
6
Saludan con ese rito sagrado,
qué se puede decir en estos casos.
Más allá de la ventana: la nada,
silencio repentino de las olas.
Se sabe de un hombre que sufre mucho
porque sufre como un hombre que muere
7
Un rosario de madera, vestidos negros,
la duda circular, fugaz y alucinada.
Rumores que se apagan en los labios secos.
El doctor calma a las mujeres del Calvario,
la madre deja de llorar bajo la cruz.
Qué te dijeron, tiemblan tus manos, tu voz,
habla, que nada importa el rumor de las olas.