Caminando en las calles viejas y desgastadas de mi bello Escaleras,
Puedo apreciar como el cielo azul...se va tornando gris.
Pudiera ser que presagia que va a caer la noche, ¡Pero no es así!.
Escucho a lo lejos una vieja canción de dolor,
pareciera que suena a tres cuadras de distancia,
más sin embargo va sonando en mi cabeza
¡recordándome la inmensa tristeza!.
Veo un perro que grita peligro,
sus ladridos imponen respeto, parece que el vecino lo
hizo agresivo ¡convirtiéndolo el guardián de sus dominios!.
La vecina como todas las tardes sale
a regar sus plantas, esos bellos rosales
le da un toque de elegancia a su casa.
Veo a Diego correr de un lado al otro,
imaginando ser Jugador profesional
de Béisbol, tiene un guante viejo, una pelota
descosida y un bate hecho...de un árbol caído.
Veo su cara inocente de niño y,
en lo más profundo del pecho mi corazón herido...
en mi rostro algunas lágrimas al ver la
alegría, que tres juguetes viejos
¡provocaban a una alma pura y sin malicia!.
En la bolsa de mi pantalón se encontraba
lo que para mí era alegría, un móvil
que me ofrecía soledad y una falsa vida social.
Él andaba descalzo yo vestía ropa de marca,
él era feliz yo fingía mi alegría.
Él estaba rodeado de amigos...
los míos siguieron su camino.
Pude apreciar que discutían, al cabo de dos
minutos se hablaban y sonreían. En mi mente
el recuerdo de aquel pleito con mi amigo...
hoy son 3 años que no habla conmigo.
Caminando en las viejas calles de mi pueblo,
me hizo recordar lo feliz que fue
mi infancia en ese lugar y, lo infeliz que estoy,
al tener un material que me aleja de los demás.
Me dedique a cumplir metas,
compre el auto de mi sueños, un buen móvil
y una casa lejos ¡de mi familia!.
Hoy vuelvo a mi viejo Escaleras a recordar
que feliz fue mi antigua vida ahí y,
en mi boca un perdón al niño
¡que deje morir cuando salí de aquí.!
Ruth García.