Encantadora chispa
que me enciende y me demanda
todo pero nada,
con un solo pestañeo.
A cinco minutos de un amarte
no es posible, no es aún.
Tengo todo desprolijo,
todo mal.
Luego quedan tres minutos,
y no llego:
Borro entonces
lo que hice
el último tiempo.
Un minuto y transpirando,
quisiera ser distinto,
siendo el mismo.
Me detengo,
me sereno,
me perdono.
Ya no queda nada,
es la hora,
hay que entregar y voy:
Te llevo -ahora sí-
mi hoja en blanco
y el corazón
lleno de preguntas,
pero vos -creo-
vos tenés
todas las respuestas.
Edu Fantini